...SE CERRÓ LA PUERTA, PERO LA VENTANA NO SE ABRIÓ...
¡Dime! ¿Qué pasa? ¡Habla! ¡No puedo! ¡Camina! ¡No quiero! El silencio atrapó tres cuerpos en una habitación: una voz gritando desesperadamente rompió el último esfuerzo, una mente pensando y yo ahí... actuando, tal vez, moviendo cosas con absoluto miedo. Afuera una voz suplicando compasión, luego sollozando. Tú, en silencio fuiste el mejor apoyo. ¡Carpetas con muchos papeles eran la explicación! ¡Niños a un lado! Tapen sus ojos... ¡Salgan de aquí! Nosotros con cuerpos de nada, sin ser niños ni adultos fuimos tratados como estos últimos, sin saber que teníamos más miedo que los mismos niños. ¿Puedo ayudar?... Nunca hay cabida para esa pregunta, pero la respuesta se encontraba en las manos, piernas y brazos. Muchas familias unidas a una que no era la mía... Pero el tiempo y tal vez la sangre nos hacía un solo cuerpo... El amor nos movió, las palabras no existieron, cada uno supo que debía hacer y lo hizo... Esa señora que causó desesperación en ellos, despertó sufrimiento en otro...