FuE... Es y SeRá...

Recorrer calles, divagar, caminar sin un rumbo, tal vez buscando una dirección, tal vez buscando un recuerdo... Volver a recorrer esos lugares, en los que mi alma se sintió plena, no es lo mejor, es retroceder el tiempo, es como si mi estrella fugaz estuviera aquí, pero sólo es un engaño. Un engaño que duele, un engaño que encanta, un engaño que más que feliz me hace sentir mil sensaciones inexplicables. Un engaño que amo, un engaño que juega con mi inocencia, con mi ingenuidad.

Es como si el mar y la luna siguieran ese estrecho para unirse, pero no lo logran. Es como si esa ilusión da vueltas y más vueltas para detenerse y sólo eso. Es recorrer ese maldito y hermoso camino que no quiere desaparecer. Es sentir una vez más esa única y pesada lágrima que se derrama desde mi ojo derecho, porque ya no quedan más lágrimas.

Es el exquisito olor de ese aire nuevo que detesto, es el rechazo más grande a crecer, el rechazo más grande a avanzar. Sé que el tiempo no logra detenerse por más que se lo pido... horas que se acumulan en mi mirada, que aunque no quiera me transforman poco a poco, reducen mis palabras y amplían mi expresión.

Es buscar el no encontrar. Es llenarme de valor y dejar el miedo en la cama. Es un grito tan interno que no alcanza a ser reproducido por mis labios. Son los deseos de un abrazo tan grande que no lo doy, porque nadie podría sostenerme tanto tiempo. Es un amar tan sentido. Es ver mis miles de equivocaciones en los que el resto encuentra muy cercano a lo mejor. Es el miedo a perder mi cuerpo de niña que ya lo perdí. Es la desesperación de lo incontrolable que puede llegar a ser que mis ojos no quieran callar y que mis labios se nieguen a hablar. Es el miedo a que la muerte se lleve grandes trozos de mi vida. Es quedarme pegada pensando en esa otra cosa. Es mi curiosidad por saber si siempre hiré contra la corriente. Es el deseo intacto de hace 16 años de meterme dentro de mis dibujos. Es lo absurdo que puede llegar a ser que mi mente sienta más que mi corazón.

Es la incoherencia de estar jurando contínuamente que, SI CRECER ES: desterrar la espontaniedad ante la vida, ser responsable de perder la sonrisa, perder el amor por los atardeceres, perder el amor por una mirada, perder la locura de lo fantástico, matar la locura sincera de una acción inocente sentida, dejar de disfrutar de la simplicidad de las cosas, obsesionarse con asuntos terrenales sin viajes al sentimiento; ¡NO QUIERO HACERLO!