Es verdad, uno siempre sabe dónde encontrar a quien amo.
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Todo suena muy repetitivo, cuando quiero referirme a la gratitud que hace algún tiempo acumulé. La vida creció y con ella, la verdad… el tiempo desapareció entre un montón de números, los días se volvieron felicidad y las noches guardaron el silencio que hace poco, aún me acompañaba. …Quedan pocos versos mentirosos y muchos sentimientos reales… Las metáforas se acabaron, porque la emoción es cada día más palpable. Jugué a creer y terminé creyendo jugar… Un juego soñado que aún no comenzaba, que ahora vivo, que ahora disfruto, que ahora respiro… ___________________________________________________ *Sin conocerte conté mil trescientos pétalos; ahora que estás conmigo, espero deshojar hasta la última flor... ___________________________________________________
Sí, sentí que no sentía. Lo intenté y no resultó. Lo volví a intentar y me cambió. Busqué el lado diferente, e indagando entre los escombros, el cambio me pilló: despavorida, inquieta, distinta. Mi confianza no quería confiar, mis sentimientos no querían sentir, mi verdad no quería salir, mis ojos no querían ver, mis manos no querían palpar... escasa claridad que irritaba. Mi respiración no quería oxígeno. Mis pasos se agotaron de pasear, mis gritos se cansaron de no gritar. Mi cuerpo se encongía ante una demostración de afecto. En una época que se empeñan por demostrar que las certezas no existen, tambaleé. La fe, se quedó esperando y fue definitivamente, su mejor elección. El fulgor encontró su energía; y la energía, la nitidez. Juntos volaron muy distantes, tal vez por el miedo acostumbrado, que dolía el pecho, que abrumaba dentro. Inmersos en un no sé qué, encontrarón la dirección de sus sueños y esta vez completa. Descubrieron que es...
Cuando suena el despertador y anuncia que es momento de comenzar a formular otra hipótesis, para volver a concluir; un rayo de luz se cuela por la ventana, recordándome que allá afuera hay ángeles esperando por mí. Mis primeros movimientos gandidos, cargan derrotas que el ayer atrapó, rápidamente mi atención vuelve a buscar la fuerza de esa pequeña luz, para encontrar otro comienzo, un nuevo día. Con la ayuda de mis manos, coloco sobre mi cuerpo memorias de días con derrotas más dignas que las mismas victorias (como dijo y aprendí de Borges), recuerdos que van de color azul a mi cuerpo. Desayuno algunas ilusiones capaces de satisfacerme durante unas horas. Cargo mi bolso de sueños y la esperanza debida. Camino al establecimiento que me guardará la mayor parte del día... mi paso tranquilo no alcanza para encontrar el fin, el bolso hoy pesa más y mis fuerzas menos. Pero llego a mi destino en dos minutos, que fueron una historia. Entre las sonrisas que me regalaron los enfermos ...
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